En la actualidad, en el mercado de los videojuegos hay más clones de los que crees de tu IP favorita. Descubre por qué pasa esto.
En la industria de los videojuegos, el éxito de una propiedad intelectual (IP) popular genera inevitablemente una oleada de imitadores. Palworld, apodado "Pokémon con armas", ha superado los 25 millones de copias vendidas y 32 millones de jugadores, fusionando captura de criaturas con supervivencia y disparos, lo que ha inspirado docenas de clones en meses, incluyendo títulos controvertidos como Light of Motiram.
Este fenómeno de videojuegos clones no es nuevo, pues ya se sospechaba desde los tiempos en que Streets of Rage copió a Final Fight. Hoy en día, desde los soulslike derivados de Dark Souls hasta los battle royale tras Fortnite, las desarrolladoras replican jugabilidad y narrativa de éxitos para capitalizar tendencias. ¿Por qué ocurre? Analicemos las causas profundas, especialmente en la actualidad.
El fenómeno de los clones en videojuegos populares
La copia descarada abunda en plataformas como Steam y tiendas móviles. Ejemplos notorios incluyen clones de The Last of Us en Nintendo Switch, con mecánicas idénticas de sigilo y supervivencia postapocalíptica, o Unearthed: Trail of Ibn Battuta, un plagio evidente de Uncharted en exploración y narrativa cinematográfica. En móviles, proliferan imitaciones de Mario Kart con karts y power-ups similares, mientras Duludubi Star replica Super Mario Galaxy cambiando solo al protagonista por un dragón.
Los soulslike, como Nioh o Code Vein, adoptan el combate exigente, muerte permadeath y mundos interconectados de FromSoftware, consolidando un subgénero entero. Similarmente, tras el boom de PUBG y Fortnite, surgieron Apex Legends, Warzone y decenas de battle royale genéricos, saturando el mercado con paracaidismo y últimos supervivientes. Actualmente, los clones de Palworld generan revuelo, con nuevos títulos prometiendo innovaciones pero replicando su núcleo de recolección y combate. Estos juegos clones no solo imitan mecánicas, sino narrativas: mundos abiertos con progresión RPG.
Razones económicas y estructurales
La principal motivación de videojuegos clones es la rentabilidad. Desarrollar un título original implica altos costos en I+D, con riesgo de fracaso. Copiar fórmulas probadas minimiza esto: si Pokémon genera miles de millones, ¿por qué no replicar su núcleo? Estudios independientes y shovelware aprovechan plataformas accesibles como Steam, donde algoritmos favorecen lanzamientos rápidos.
Legalmente, las mecánicas no son patentables, solo assets. Sin embargo, Nintendo intensifica acciones: nuevas patentes en 2025 sobre "invocación" de criaturas amenazan clones como Temtem, y hay demandas pendientes contra Palworld por infracción de mecánicas de Legends: Arceus. La demanda del público acelera el ciclo: jugadores buscan "más de lo mismo".
¿Inspiración legítima o plagio descarado?
En mi opinión, el límite es difuso. Los clones evolucionan géneros —soulslike enriquecieron action-RPG— pero la saturación ahoga innovación. Plataformas inundadas diluyen calidad, decepcionando consumidores.
Desarrolladoras como Tencent clonan Palworld en móviles con gachas, perpetuando el ciclo.
Impacto y soluciones para la industria
Positivamente, competencia reduce precios y ofrece variedad. Negativamente, frena IPs originales: la industria está "llena de clones de Fortnite". En la actualidad, con más clones previstos, urge regulación. Apoyar indies vía crowdfunding, algoritmos que prioricen originalidad y patentes equilibradas combatirán la uniformidad.
En conclusión, los videojuegos que parecen clones responden a un ecosistema capitalista donde el éxito invita réplicas y el consumidor es el que decide su destino. Mientras generen progreso, tolerémoslo; pero sin ética, arriesgamos estancamiento. Apoyemos creatividad para un gaming vibrante y más allá.








